CEO de Cashea en la UNIMET: “Hay que enamorarse del problema, no de la solución”
En un retorno a sus raíces académicas, Pedro Vallenilla, CEO y fundador de Cashea, compartió su trayectoria y filosofía de negocios ante un Auditorio Francesca Pensieri repleto de estudiantes, profesores y autoridades de la Universidad Metropolitana (UNIMET). La ponencia, titulada Hablando abiertamente, organizada por el Centro de Emprendimiento de la casa de estudios, ofreció una mirada franca a los retos de innovar en Venezuela.

Vallenilla, quien egresó en 2008 de la UNIMET, centró su intervención en la mentalidad que impulsa a Cashea, una empresa que logró reintroducir en Venezuela el crédito al consumo en un mercado que lo había perdido casi por completo.
Lejos de presentar una historia lineal de éxito, Vallenilla desmitificó la figura del emprendedor. Recordó sus inicios hace más de una década con Tudescuenton.com, un modelo de compras grupales, y otros intentos que no prosperaron, como un negocio de servicios de mesoneros que la pandemia disolvió.
La idea de Cashea, reveló, surgió paradójicamente tras sus fracasos, cuando buscó empleo y terminó trabajando en una empresa de cobranza de deudas de tarjetas de crédito. Esa experiencia, sumada a su trabajo previo en México gestionando carteras de crédito de consumo para grandes bancos, le hizo ver la oportunidad: aplicar modelos de inteligencia artificial y data alternativa para construir perfiles de riesgo en Venezuela.”El modelo de negocio nació donde el crédito tradicional existía”, señaló Vallenilla.
Subrayó que Cashea no busca competir con la banca, sino “completar y acompañar” a estas instituciones financieras, ofreciendo así una respuesta en un ecosistema complejo. “Es mar de soluciones dentro de otro mar de soluciones”.
El núcleo de la charla de Vallenilla fue una advertencia contra la autocomplacencia. “No hay que enamorarse de la solución”, insistió, al repetir una de las notas clave de su filosofía. Según el CEO, el verdadero motor de la innovación es la obsesión por el reto. “Dijimos que el día que Cashea se enamore del problema, seremos ‘open leader‘”, afirmó.

Reconoció, además, que el contexto venezolano obliga a una aproximación diferente. “En Venezuela no ha sido un camino lineal y ha sido difícil. Sin recursos, tuvimos que apelar a la creatividad”, añadió. Parte de esa creatividad implica aceptar el error como parte del método. “Hay que abrazar las equivocaciones”, sentenció.
Para Vallenilla, el éxito de Cashea, que se ha convertido en una de las aplicaciones más descargadas del país, no se mide en métricas internas, sino en la adopción externa. “El éxito es cómo nos abrazó la comunidad. Cashea es de la comunidad y nos lo hacen saber”, afirmó.
Atribuyó esta recepción masiva a un enfoque total en el cliente y su necesidad y no en el producto que lo satisface. Más allá de la óptica idealizada del emprendimiento, Vallenilla fue pragmático: “Uno romantiza al emprendedor exitoso. Pero, al final, el crecimiento es poco a poco, con constancia y propósito. Es un proceso, una tienda a la vez”, contó a los estudiantes, a quienes instó a arrancar ahora y a comprender que la fortuna no es una casualidad y, por el contrario, se trabaja para “construir la suerte”.












