Tortorici: La desnutrición puede modificar irreversiblemente la capacidad neurocognitiva
El Centro de Atención Nutricional Infantil Antímano (Cania) celebró 25 años de labores con el II Encuentro con expertos Alimentación y nutrición en la primera infancia, realizado de forma virtual el pasado viernes 17 de julio.
Para hablar de Desnutrición y afectación cognitiva, el Centro invitó al neurofisiólogo, profesor, investigador titular y coordinador de Neurociencias de la Universidad Metropolitana (Unimet), Víctor Tortorici, quien facilitó la charla Desnutrición y afectación cognitiva, basándose en un estudio realizado en alianza con Cania.
El especialista dio comienzo a su participación explicando el papel de la corteza prefrontal en procesos mentales complejos, funciones ejecutivas y procesos cognitivos, estos últimos relacionados con la ganancia del conocimiento y su comprensión.
Luego, Tortorici afirmó que las conexiones neuronales que permiten dichos procesos cognitivos comienzan a ocurrir en el cerebro humano desde la concepción y hasta la adolescencia. Por lo cual, la buena nutrición juega un papel crucial en el correcto desarrollo cerebral.
“Tras un recorrido por el desarrollo neurológico del recién nacido y su evolución durante los primeros dos años, pudimos conocer y comprender lo fundamental que resulta este periodo en la vida para el desarrollo neurocognitivo, y en consecuencia el grave impacto de la desnutrición infantil”, dijo Tortorici.
El neurofisiólogo refirió la encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) 2019-2020, elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), la cual ubicó a Venezuela como un país con niveles de desnutrición infantil similares a los del continente africano, para alertar sobre el riesgo que corren los niños venezolanos.
«Venezuela alcanza cifras cada vez más alarmantes de desnutrición y es preocupante porque esa desnutrición afecta al proceso cognitivo, al punto que puede generar alteraciones que resultan en modificaciones permanentes e irreversibles a nivel cognitivo», advirtió Tortorici.
El especialista explicó que la buena nutrición debe comenzar desde el día de la concepción y perdurar durante la lactancia y primeros años de vida.
«Si la madre no vigila la ingesta nutricional o si lamentablemente no tiene acceso a alimentos, las probabilidades del bebé en desarrollo no serán los mejores. Existen etapas críticas en ese proceso de desarrollo en las que una afectación nutricional sostenida puede afectar de manera significativa las habilidades cognitivas de una persona», aseguró el coordinador de Neurociencias de la Unimet.
Asimismo, Tortorici afirmó que para un buen desarrollo de procesos cognitivos, también es necesaria una «correcta nutrición afectiva».
«La desnutrición también es social y afectiva. El entorno, afecto y empatía modifican la conectividad sináptica. Son importantes por igual los nutrientes y el nivel de apoyo emocional y afectivo», señaló el experto.
Finalmente, habló del trabajo de pregrado que, de forma conjunta con Cania, adelantan estudiantes de pregrado de campus naranja, el cual busca medir el efecto de la desnutrición en la memoria episódica, la memoria de trabajo, la velocidad de procesamiento el afecto positivo y la autoeficacia en niños de 8 a 12 años del área metropolitana de Caracas.