Rescate Unimet cumple treinta años de vocación de servicio

El privilegio de tener un campus ubicado en las faldas de El Ávila es uno que la Universidad Metropolitana, Unimet, no solo ha disfrutado desde su fundación, sino que también ha convertido en una responsabilidad de preservación y cuidado. Rescate Unimet es una prueba fiel de este compromiso. 

La agrupación, actualmente conformada por nueve miembros activos y quince aspirantes, celebró su aniversario número treinta en diciembre de 2022, aunque su historia inició un poco antes. A finales de los años ochenta, un incendio forestal hizo arder las hectáreas de la montaña más próximas a la Unimet, dejando una marca imborrable en un grupo de estudiantes que, a partir de ese evento, decidieron poner manos a la obra para proteger el parque nacional y, a su vez, el campus naranja. 

Tres décadas después, la agrupación sigue más viva que nunca. Con más de noventa miembros graduados, es uno de los pilares fundamentales de la universidad como una casa de estudios sustentable. 

“Es sumamente gratificante, nos llena de felicidad y orgullo tener más de 30 años de historia. Algo muy importante es que las personas que han logrado ser parte del grupo de rescate y obtenido su título de Samán se mantienen en constante contacto. Algunos desde distintas partes del mundo. Son 30 generaciones distintas compartiendo, formándose y apoyándose”, comentan los chicos. 

Se les llama “samanes” a los miembros graduados que tienen un año en la agrupación, aprobando los cursos necesarios para ser considerado rescatista, mientras que los aspirantes son aquellos estudiantes que están llevando a cabo su formación. 

«Me llena de emoción saber que una agrupación como esta lleve tantos años formándose. Incluso es mayor el regocijo al ser conscientes que no es una formación individualista y con fines personales, sino una que crece en virtud de ayudar a los demás, de propiciar un cambio tanto en rescatistas como en los rescatados”, explica Mariangel Baptista, aspirante a Samán. 

Por su parte, el profesor Fernando Jiménez, miembro fundador de Rescate Unimet y actual colaborador, señala que ha sido un orgullo ver una agrupación creada por estudiantes cumplir la meta de mantenerse en el tiempo y conservar el corazón y el sentimiento naranja que le imprimieron sus fundadores. “Han sido treinta años de historia, treinta años con muchas sonrisas de agradecimiento, treinta años protegiendo los recursos naturales, de reconocimientos, de amigos y familia”. 

Tres décadas de retos y satisfacciones 

De acuerdo con la agrupación, uno de los mayores retos es conseguir aspirantes, ya que el proceso es sumamente exigente y requiere que los participantes tengan vocación de servicio.

“En algunos escenarios se puede dificultar, ya que algunas temporadas puede demandar mucho de sus miembros, tanto mental como físicamente, se vuelve un reto para algunos estudiantes poder dividir su tiempo entre las responsabilidades estudiantiles y las de la agrupación”, explican. 

Comenta Ángel Lacruz, Samán activo, que otro desafío ha sido crear conciencia a las personas ajenas a la agrupación, algo que poco a poco han ido logrando con ayuda de las redes sociales, en donde pueden llegar a un público amplio y enseñarles a prevenir incidentes o situaciones de riesgo cuando visiten el icónico Parque Nacional de Caracas. 

Adquirir los insumos también suele ser una tarea complicada para los rescatistas, sin embargo, siguen adelante gracias a donaciones y su propias contribuciones. 

A pesar de las dificultades, para los miembros de la agrupación es una satisfacción inmensa poder generar un sentimiento de seguridad en sus compañeros. “La presencia de los rescatistas —ya sea en el campus o en otro ambiente— genera una sensación de protección. Ser parte de rescate es algo que si bien exige distintos sacrificios, también nos devuelve alegrías al ver culminada con éxito una operación. Cuando hacemos algo propicio para nuestra comunidad, invade un sentimiento de orgullo como ningún otro”. 

Una mano en mitad de la tragedia

En octubre de 2022, la comunidad de Tejerías en el Estado Aragua sufrió intensos días de lluvia que dejaron como resultado grandes pérdidas materiales, lamentables muertes, heridos y desaparecidos. 

Francisco Villanueva, coordinador de operaciones, recuerda que recibió el llamado la noche del sábado ocho de octubre. “Lamentablemente, Rescate Unimet no pudo desplegarse en la zona cero en las primeras horas. El sentimiento de impotencia de todos por esto fue muy fuerte”. 

Sin embargo, el compromiso con su labor dio resultados, y dos miembros —Francisco junto a Paulino Delgado— acompañados por un equipo multidisciplinario, especializado en distintos tipos de Rescate, se desplegaron en el área.

“EL poder de la destrucción de la naturaleza fue notable desde kilómetros. Fue grato para ambos poder hacer presencia en el lugar y apoyar en la búsqueda de desaparecidos”, señala Paulino Delgado, coordinador general de Rescate Unimet. 

Aún días después de la tragedia, el grupo de Rescate apoyó en labores de recolecta de insumos para las personas afectadas. Recuerdan que también estuvieron presentes en la tragedia de Vargas, en el año 1999, realizando operaciones de la misma índole. 

Un futuro prometedor 

De cara a los próximos años, la agrupación espera seguir cultivando los valores que distinguen a la comunidad unimetana, poder implementar nuevas técnicas en función de una mayor eficacia en las operaciones y contar con la oportunidad de diversificar las áreas de rescate para estar preparados a todo tipo de situaciones.

“Espero seguir dando lo mejor de mí, así como espero conocer a más personas que aporten muchas cosas buenas en este proceso de desarrollo y evolución que todos tenemos en Rescate Unimet”, concluye Mariangel Baptista.

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