Programa de Profesionalización en Servicio celebra 20 años apostando a la “formación de formadores”

El Programa de Profesionalización en Servicio (PPS) de la Universidad Metropolitana, Unimet, nació en enero de 2002 con el objetivo de “proporcionar a los docentes en ejercicio la oportunidad para desarrollar las competencias necesarias para el logro de altos niveles de eficacia y eficiencia en su rol como educador; permitiéndole asumir un papel protagónico como agente de cambio pedagógico y social en el contexto educativo venezolano”. 

Ana Lorenzo, profesora a tiempo completo y exdirectora de la Escuela de Educación, recuerda que el plan de estudios nació  «desde una orientación ejecutiva emanada del visionario Dr. José Roberto Bello, quién fungía para su momento como Vicerrector Académico de la Universidad Metropolitana”. 

“Desde su visión  y conceptualización de la Responsabilidad Social (el Programa) apuntó a la formación del docente que  gestiona los procesos de enseñanza en el aula y otros procesos propios de la organización escolar sin estar profesionalizado” explica.

La profesora Sonia Pérez de Linares fue la encargada de  armar el equipo de trabajo, entre los que se encontraba la profesora Ana Lorenzo, quien sugirió que se desarrollara un  “diseño curricular distinto para atender a esta población de docentes que laboran y además desempeñan otros roles importantes e interesantes en la dinámica social”. 

“En ese diseño se delinea el perfil de ingreso al Programa de Profesionalización en Servicio  destacando, en primer lugar, el tiempo de servicio, la vocación como docente  y el compromiso en sus procesos de formación. También se consideró la administración del Plan de estudio de la Carrera de Educación durante los viernes, tarde-noche y sábado, horario matutino-vespertino y lo  más novedoso de este diseño es la incorporación de las premisas de la Educación de Adultos y la Educación Permanente”, añade Lorenzo y destaca el propósito del mismo: proporcionar a los docentes en ejercicio, no titulados, una oportunidad para desarrollar y fortalecer las competencias necesarias para obtener la eficacia en su rol como educadores, permitiéndoles que sean “agentes de cambio  organizacional, nacional e internacional”.

Receptividad e impacto 

Lorenzo resalta que para la primera cohorte se inscribieron 51 participantes, y para la segunda cohorte el número se elevó a 81. Más tarde, en 2003 ingresaron 80 participantes y en 2004, 54. Sin embargo, aunque el programa fue innovador, los interesados disminuyeron.

En 2013, como parte de una estrategia para promoverlo, se ejecutó el Plan Especial de Becas para Profesionalización, lo que impulsó nuevamente el PPS y se reactivaron los ingresos masivos. En enero de 2014, 37 nuevos participantes ingresaron al programa bajo esta modalidad.

“El PPS ha venido ofreciendo docentes formados integralmente que incorporan nuevas praxis educativas en su gestión como educadores; docentes que han entendido el inmensurable valor que tiene su actividad laboral cuyo producto es un ciudadano formado con y en integridad, con valores ciudadanos, ética profesional en el marco de un contenido epistemológico y ontológico estructurado, vigente y orientador en su práctica relacional con sus alumnos”, comenta.

Para la profesora, el impacto del PPS no tiene mayor ni menor relevancia en comparación con otros proyectos de la Escuela de Educación; por el contrario, considera que este y todos los programas de formación profesional que promueve la Unimet “tienen el sello característico de nuestra casa de estudio”, el cual fija “la trascendencia del mismo”. 

Asevera que “ser docentes nos ennoblece, nos activa y nos permite ver los sueños de otros y para otros. Educar es sinónimo de nobleza, desprendimiento y sensibilidad humana”, invita a quienes sienten pasión por la enseñanza a ser parte del “ejército de docentes que queremos, aspiramos y sembramos la semilla para hacer un mundo distinto”.

Lorenzo reza una frase que distingue a los egresados del PPS: “formarse en la Universidad Metropolitana es un lujo y obtener mi título de Licenciado en Educación en esta casa de estudio es un sueño alcanzado”.

Testimonio

Para Rainner López el Programa de Profesionalización en Servicio es “una experiencia gratificante, de calidad, con un nivel de excelencia y exigencia que demandaba de mi lo mejor”. Fue parte de aquella primera cohorte de becarios del mismo, era egresado en Educación Especial y su vocación le insistía “explorar otras posibilidades”. 

Cuando supo del PPS no tuvo dudas en postularse pues el pensum hace énfasis en la gerencia educativa. 

Durante su paso por el PPS, entendió que “la universidad estaba apostando por mí y que era mi compromiso estar a la altura de la misma”. “Valoro que desde el momento en que fui entrevistado, hasta el día que me gradué, me sentí en casa, cuidado, respetado, valorado. Un lugar donde simplemente podía ser”.

Insiste que el programa impactó en su vida y en su carrera de forma positiva, pues le brindó “herramientas, sólidas, y competencias laborales”. “Me apropié de un lenguaje enriquecido, me permitió posicionarme en  nuevos espacios y cargos laborales, además de sumar orgullo para mi familia”.  

Agrega que el mayor aporte que el PPS tiene en la sociedad venezolana es el “apostar a la formación de formadores, creer que educar es la oportunidad perfecta para crecer como sociedad y concebir un programa que lejos de palabras son acciones concretas, es el aporte que sin duda alguna ofrece este programa al país y ahora a otras latitudes, producto de la migración”.  

Desde que se postuló para cursar el programa, López siempre tuvo en cuenta que quería retribuir a la Unimet y su comunidad la oportunidad que le brindaron. El deseo se convirtió en un manifiesto que con esfuerzo hizo realidad, y hoy se desempeña como director de la Escuela de Educación. 

“Yo siempre tuve claro que acá había un mundo de oportunidad, yo solo debía ser constante, disciplinado y absorber tanto como pudiera para ganarme ese lugar. Ingresé en una dependencia laboral distinta a la que desempeño ahora y sigo agradecido de ese momento y de las experiencias en la UITE. Hoy dirijo la escuela de educación,  porque en distintos niveles, desde lo humano hasta lo profesional, la universidad me preparo para hacerlo; quizás no estaba así de claro, ni escrito por supuesto, lo que sí es cierto es que estaba en mi eje de emprendimiento personal, algo fundamental que se lleva un egresado unimetano. La oportunidad que me han dado muestra una universidad que rompe paradigmas, que cree en lo posible. Hoy un hombre por primera vez está dirigiendo la escuela de educación y además egresado del Programa de Profesionalización en Servicio”.

Ir al contenido