Profesores de la UNIMET resaltan pensamiento educativo de Cecilio Acosta

En la historia nacional, la figura de Cecilio Acosta acostumbró a pasar desapercibida. Cuando se trata de recordar a los intelectuales venezolanos, reconocidos por sus aportes a la educación en el país, su nombre queda relegado, muchas veces, frente a los de maestros como Simón Rodríguez y Andrés Bello. Pero su significación es bastante elocuente: es considerado, junto con Rodríguez y Bello, uno de los pensadores más importantes e influyentes del campo educativo del siglo XIX.

Con el objetivo de reivindicar su pensamiento y legado pedagógico, el Departamento de Humanidades y Educación de la Universidad Metropolitana (UNIMET) organizó el pasado 21 de febrero un evento para exponer la trascendencia de Cecilio Acosta, en el marco de la conmemoración de los 206 años de su natalicio. El encuentro se realizó en el Auditorio Manoa de la Biblioteca Pedro Grases de la casa de estudios. 

Cecilio Acosta nació el 1 de febrero de 1818 en San Diego de los Altos, en Miranda. Fue abogado, filósofo y, adicionalmente, tuvo formación en teología. En 1840 entró en la Academia de Matemáticas y, ocho años más tarde, fue nombrado Secretario de la Facultad de Humanidades de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Como ensayista escribió distintas obras y artículos que, en su mayoría, apuntaban al mejoramiento de la educación en Venezuela.

El conversatorio estuvo a cargo de los profesores e investigadores de la UNIMET, Rafael Acosta Sanabria y David Ruiz Chataing, quienes por un espacio de 30 minutos presentaron a estudiantes unimetanos los aspectos más relevantes de la vida y obra de Cecilio Acosta. 

En su exposición, Ruiz Chataing habló del contexto de Venezuela en el que emergieron las ideas de Cecilio Acosta. Destacó que el abogado y filósofo era uno de los intelectuales que le tocó expresar su pensamiento de vanguardia en un país donde se registraba 90% de analfabetismo en la población y, además, se levantaba de los estragos de una guerra civil. 

Contó que Cecilio Acosta no descansaba en su objetivo de mejorar a las clases pobres y ubicarlas en las altas esferas de la vida social y política. Señaló que el ensayista venezolano, en el plano de lo político, creía fervientemente en la necesidad de una administración pública eficiente y, sobre todo, transparente; en el cumplimiento de las leyes; el respeto a la meritocracia y en la libre prensa. “Cecilio Acosta tuvo pensamiento liberal, democrático, incluso socialista”, agregó Ruiz Chataing.

Por su parte, el profesor Acosta Sanabria describió a Cecilio Acosta como un hombre de “pensamiento profundo y doctrinal” al referirse a sus reflexiones pedagógicas, teológicas y filosóficas y resaltó que gran parte del tiempo se lo dedicó a la Academia y, especialmente, al país. “Su gran vocación era Venezuela”, resaltó. 

Recordó que las ideas pedagógicas de Cecilio Acosta no surgieron directamente de la experiencia en las aulas, sino de su intuición y coherencia de pensamiento. Gran parte de sus enseñanzas y aportes están asentados en un ensayo que escribió Cecilio Acosta en 1856 titulado “Cosas sabidas y cosas por saberse”, en el que planteó la discusión de temas de trascendencia política y social como la desintegración de la Gran Colombia, la tolerancia y la educación elemental.

Al poner foco sobre la educación elemental, Acosta Sanabria explicó que el abogado y escritor venezolano, que falleció en 1881, manifestó la imperiosa necesidad de  expandir la educación primaria y básica porque estaba convencido de que un hombre culto alcanza su libertad. “Él sostenía que la educación debía comenzar desde que nace la persona y que ésta sea ilimitada, que no llegue a su fin para que haya luz (…). La educación ilimitada debe estar conectada con el progreso”, dijo. 

Cecilio Acosta quiso alfabetizar y educar a la población venezolana; pero este proceso, aclaró Acosta Sanabria, aspiraba a la compresión de los contenidos y la estimulación del pensamiento crítico. Por eso, apostó y apoyó que la educación debía ser gratuita para un mayor alcance pero, sobre todo, debía ser de calidad. 

Acosta Sanabria hizo mención a José Martí, político y periodista cubano, y el escritor venezolano, Rufino Blanco Fombona, quienes en vida conocieron y escribieron sobre Cecilio Acosta y destacaron su legado. Comentó que Cecilio Acosta coincidía en ideas manejadas por Simón Rodríguez. Ambos estaban de acuerdo sobre la importancia de la actitud ciudadana y sostenían que la libertad estaba ligada con la diversidad de pensamiento. “Uno debe educar para la vida”, agregó Acosta Sanabria.

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