Profesor Luis Oliveros asume como Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Unimet
El profesor Luis Oliveros Bertrand sintió interés por la economía de manera “fortuita”. Recuerda que su papá era economista y le aconsejó presentar la prueba de admisión de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Así lo hizo, y en cuestión de dos semanas, el interés se convirtió en pasión.
“Me enamoré de la carrera de una vez. Me encantó su información, historia, estudios y mercado”, comenta.
Llegó a la Universidad Metropolitana en el año 2012, cuando la profesora Yenisse Guerrero lo contactó para informarle que la Unimet buscaba a un profesor para Economía Internacional 2. Entonces, Oliveros, que ya daba clases en el postgrado de su alma máter, aceptó.
Sin embargo, su plan era quedarse tan solo un trimestre, pero “ese trimestre se convirtió en 12 años”.
Entre las asignaturas que el profesor imparte se encuentran también Macroeconomía 3, Economía Internacional 1 y Economía Energética. Y ahora su rol dentro del hogar del samán evoluciona para asumir un nuevo reto: ser el decanato de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales.
Ante esta oportunidad, Oliveros destaca que espera aprender y nutrirse sobre sus deberes como decano, y desarrollar estrategias que brinden más valor a la universidad. “Seguir haciendo lo que venía haciendo el anterior decano, Rafael MacQuhae, sus proyectos, darle más impulso y traer ideas del sector privado”, reitera.
Asegura que esta experiencia es un desafío interesante en su profesión, y añade que cuenta con un amplio equipo: “un tres gerencial de primera línea, tenemos directores de escuela maravillosos, así como los jefes de departamentos”.
“Como docente, el principal reto es actualizarse y mantener la atención de los estudiantes para no ser un profesor que enseña algo que no sirve. Hay que revisar los contenidos y adaptarlos a lo que está pasando en el mundo, qué necesitan aprender ellos de mi materia para aplicarlos en su trabajo”, señala.
Asimismo, Oliveros manifiesta que espera dar lo mejor de sí mismo como decano.
Además, aspira que durante su gestión se logren alianzas importantes con el sector privado, principalmente que sus representantes sepan que “aquí tiene una facultad que va a formar profesionales de primera línea, que cuando necesite personal puede venir a la Universidad Metropolitana”.
Excelencia académica
El decano insiste en que su intención no es “competir con otra universidad” venezolana, sino estrechar vínculos que le permitan “trabajar con ellas”, pues entiende que cada Academia tiene “nichos de mercado muy diferentes”.
“Quiero tender puentes con la empresa privada, saber qué buscan ellos para tratar de amoldar los programas, darles dinamismo y que los muchachos sientan que cuando vienen a la universidad vienen a aprender, a que los traten bien. A los padres y representantes, que sepan que sus muchachos no sólo van a estar bien aquí, también que están siendo formados con profesores de primera línea. Además, estrechar lazos con otras escuelas. Hacer networking”.
En este sentido, Oliveros Bertrand también quiere reunirse con los estudiantes y sus representantes para conocer su visión.
“Quiero saber qué esperan ellos de la facultad, qué se puede cambiar en aras de mejorar el servicio. Sé que hay cosas buenas que se hacen aquí, pero me gustaría saber si hay deficiencias para cambiarlas con el tiempo”, comenta.
Asevera que su puerta estará abierta para escucharlos y ayudarlos “en la mayor cantidad de cosas que estén dentro de mis posibilidades”.
Aportes unimetanos
Como profesor, Oliveros destaca que la Universidad Metropolitana le ha permitido una actualización constante. “Hablar con los estudiantes es entender cosas que después voy a ver en mi práctica privada. Dar clases para mí es una experiencia maravillosa, algo que siempre vi como un hobbie y ahora es parte de mi vida. Me encanta sentarme a hablar con los muchachos”.
Confiesa que el networking también se ha convertido en una práctica constante para mantener el contacto con exalumnos “que están en empresas de primera línea no solo en Venezuela sino también en el resto del mundo”.
“Tengo contacto con ellos y veo su desarrollo profesional, no solo por haberles dado clases sino por cómo la institución los formó. Esta es una de las mejores universidades del país, con potencialidades que se pueden desarrollar, por eso tenemos un personal de primera línea”.
Señala que los estudiantes han enfrentado un contexto país complicado, razón por la que los profesores deben ser guías en todo momento. “Tenemos que no solo dar la materia, también sentarnos a conversar con ellos. Y ese networking con ellos funciona mucho”.