Profesionales y activistas celebraron el Día Mundial del Ambiente promoviendo la protección del árbol urbano
Como parte de la celebración del Día Mundial del Ambiente, el Departamento de Construcción y Desarrollo Sustentable de la Universidad Metropolitana organizó el foro El árbol urbano: ornato, ambiente y calidad de vida.
El encuentro contó con la participación de Edgar Yerena, biólogo de la USB; Loraine Giraud, urbanista de la USB; Vladimir Valera, ingeniero agrónomo de la Unimet; y José Carvajal, comunicador social.
Yazenia Frontado, jefa del departamento de Construcción y Desarrollo Sustentable de la Facultad de Ingeniería, desarrolló la ponencia Gestión Ambiental, dio la bienvenida a los asistentes y manifestó la importancia que el árbol tiene en la sociedad y el ecosistema.
“No hay mayor paz que la que puede brindar un árbol. Sé que para algunos un árbol no es más que una planta conformada por sus hojas y un tronco, pero rezo porque cada vez que sean menos las personas con esta definición y pensamiento, y muchas más las que entiendan la simbología y funcionalidad tan importante que estos seres vivos nos ofrecen”, expresó Frontado antes de dar inicio al encuentro.
Por su parte, Manuel Zerpa, ingeniero agrónomo y profesor de la Unimet, adscrito al departamento de Construcción y Desarrollo Sustentable, moderó el encuentro y presentó a los panelistas. “El tema del árbol es un reto para urbanistas, técnicos, gerentes y por supuesto para el ciudadano que disfruta de los servicios ecosistémicos”, destacó.
Importancia del árbol urbano
Loraine Giraud explicó cómo medir desde la gestión ambiental urbana y cuáles pueden ser los parámetros de la sostenibilidad social urbana, a través del mantenimiento del árbol urbano.
“Cuando entendemos cómo funcionan los ecosistemas, y a partir de cómo ese funcionamiento ecológico cómo las ciudades deberían adaptarse y ser más responsables desde el punto ambiental; y cuando vemos, por ejemplo, el metabolismo de una ciudad donde hay una extracción de recursos, procesamiento, movilidad, si lo ves desde la perspectiva del sistema, es bien ineficiente. Entonces cuál es la invitación: mirar hacia un metabolismo más circular donde la generación de residuos haya una reutilización adecuada y una menor generación de residuos sólidos para que podamos tener una ciudad amigablemente sostenible, y que genere y gestione impactos sociales y ambientales negativos y los minimice”, alertó.
Durante su intervención, Giraud se paseó por los principios de la sostenibilidad, los compromisos globales en torno al medio ambiente, la importancia de los árboles y los bosques urbanos, presentó casos de estudio nacionales e internacionales, y expuso los retos y desafíos que la sociedad tiene con los ecosistemas.
“Hay diferentes métodos para poder valorar cuál es el deterioro a futuro si no planto tantos árboles o si no hago espacios públicos verdes. O qué debo hacer hoy porque sino voy a tener un deterioro en las generaciones futuras y tengo también un deterioro en las generaciones actuales. (…) Ahora no tenemos excusas porque la información siempre está disponible, siempre que verifiquemos la fuente y podemos tomar buenas decisiones”, comentó.
Por su parte, Vladimir Valera expuso la valoración económica de un árbol urbano; y dio inicio a su ponencia con una actividad interactiva en la que los presentes, a través de una plataforma, manifestaron sus impresiones sobre los árboles.
Respecto al valor económico total de un árbol explicó que hay cinco ítems que lo conforman: valor de uso directo, conformado por la madera, frutos, hojas, fibras; valor de uso indirecto, compuesto de servicios ecosistémicos; el valor de opción, productos farmacéuticos; el valor de legado, beneficios para generaciones futuras; y el valor de existencia, que es el disfrute de su mera existencia.
“El árbol no es un adorno. Realmente los árboles tienen una importancia económica y estratégica fundamental para las ciudades; más hoy día el cambio climático es una realidad. Los árboles son estrategias y acciones de resiliencia de las ciudades en la lucha contra el cambio climático”, subrayó.
Recuperación de espacios naturales
Edgar Yerena señaló que, desde el punto de vista de la ecología urbana, la ciudad juega un papel como disruptor pero se puede revertir “tratando que desde el punto de vista de la biodiversidad, fauna y flora, podamos de alguna manera reconectar esos grandes espacios naturales que rodean a Caracas consigo misma, a través de la ciudad. Es decir, que la ciudad sea permeable a la biodiversidad. Y que por otro lado, esos grandes sistemas se beneficien de la permeabilidad de la biodiversidad”.
Para ello, presentó algunos objetivos que deben tomarse en cuenta al momento de trabajar en pro de ese rescate: promover la biodiversidad dentro de la ciudad; incrementar la cobertura vegetal natural dentro de la ciudad; maximizar las oportunidades para la recreación; mejorar el hábitat humano dentro de la ciudad; minimizar los riesgos socioambientales extremos; y mejorar el clima urbano.
Por esta razón es importante establecer estrategias como mantener los parque nacionales Macarao y El Ávila; manejar adecuadamente las zonas protectoras declaradas; implementar los “parques recreacionales” decretados; mantener los parques históricos; mantener los cementerios y los campos de golf; promover las “áreas conservadas”; incorporar áreas “ociosas”: Fuerte Tiuna; mantener la vegetación a través de los cursos de agua que atraviesan la trama urbana; mantener y defender las áreas verdes no urbanizadas ni urbanizables; y mantener y mejorar el arbolado urbano.
José Carvajal cerró el foro con una presentación sobre la organización civil Plantados en Defensa de los Árboles de Caracas, una coalición para la defensa del arbolado urbano, con el objetivo de lograr una Caracas sostenible.
Carvajal reflexionó sobre las acciones que se han cometido recientemente en contra de los árboles en la ciudad y la importancia de rescatar sus espacios y de la siembra de los mismos.
“Los árboles de Caracas están siendo agredidos de manera sistemática. A lo largo del tiempo se ha ido perdiendo masa arbórea, y en los últimos años se evidencia una compulsión a la tala y podas severas sin justificación. Para poder exigir la protección que corresponde a las instituciones competentes, es necesario conocer la magnitud del problema; y las oportunidades que tenemos para generar un proceso de arborización en donde sea necesario. Pero esta tarea no podemos realizarla solo nosotros, sino que debe ser un proceso que involucre la participación de muchísimas personas”.
El encuentro culminó con una ronda de preguntas.