Natalia Castañón: Quiero que la gente joven se quede en Venezuela
Desde que, en septiembre de 2021, fue designada Vicerrectora Académica y Rectora (e) de la Universidad Metropolitana, Natalia Castañón identificó un objetivo claro: que toda la comunidad unimetana pudiera reencontrarse de forma segura en el campus.
Su objetivo era, sumándose al esfuerzo de las instituciones de vanguardia del resto del mundo en educación superior, que la Unimet se incorporara lo antes posible a la presencialidad, “hacia allá nos teníamos que enfocar’”, explica; pero para poder hacer realidad su deseo, y el de muchos dentro de la institución, fue necesario ejecutar un proceso de adecuación para garantizar un retorno que cumpliera con las medidas de bioseguridad que la pandemia del Covid-19 impuso.
“Lo primero que hice fue buscar vacunas, y vacunamos a toda la comunidad. Acudí al ejecutivo nacional y regional, y logramos tres jornadas de vacunación. Después nos preparamos para garantizar las medidas de bioseguridad: establecimos el distanciamiento en las aulas, señalizamos el campus, se fijaron puntos de control; nos organizamos para recibir nuevamente a 300 profesores y 4.300 estudiantes. Eso ha sido un gran éxito para la Unimet”.
El reto, destaca la rectora (e), es “ser como las mejores universidades de la región e ir a la delantera en este sentido”. Asegura que para ella, tras siete meses de arduo trabajo, el 10 de enero de 2022 ha sido un antes y un después. «Nosotros salimos en pandemia un 12 de marzo de 2020 y para mí el día siguiente fue el 10 de enero de 2022. Cuando empecé a entrar a la Universidad y vi el estacionamiento lleno dije: “¡cómo lo pudimos lograr!”. La gente estaba ávida por venir y no nos habíamos dado cuenta”, comenta con emoción.
Durante el último trimestre de 2021, el equipo rectoral realizó encuestas a los estudiantes sobre el regreso a las aulas. En ese entonces, 3.900 estudiantes, un 70% de los encuestados, respondieron a favor, lo que también derivó en la planificación de una oferta académica híbrida, la cual permitiera a los unimetanos ver un 70% de sus materias de forma presencial y el 30% restantes de manera virtual. También se estableció un esquema en caso de que una nueva cepa impusiera el aislamiento nuevamente.
“Si bien hubo miedo en profesores y estudiantes por lo agresivo de la pandemia, la primera semana tuvimos 4.000 estudiantes. Cada día hay más eventos, cada día vienen más estudiantes, cada día la gente está más contenta con la presencialidad. Yo considero que no hay retorno a la virtualidad, ya llegamos para quedarnos; tendría que venir una nueva pandemia o un nuevo virus. Tras tres meses hay un nuevo retorno, somos la única universidad 100% presencial en este momento en Venezuela”.
Adaptación y estrategia
Egresada de esta casa de estudios como licenciada en Educación y con estudios de postgrado y doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, Natalia Castañón asumió la vicerrectoría académica con energía y llena de optimismo. Recuerda que la Universidad Metropolitana atravesaba una transición institucional que es normal en las organizaciones, un proceso lleno de cambios, pero a su vez lleno de aprendizajes y madurez.
“Se acordó un proceso ordenado de transición y alternabilidad necesaria y sana, lo cual es normal en las instituciones tanto de educación superior como en otras organizaciones como ministerios y fundaciones. Sin embargo, dada la complejidad del proceso de transición en el que se presentaros diversos inconvenientes me tocó ser no solamente vicerrectora académica sino rectora encargada. Tenía dos alternativas: o enfrentaba el reto o me hacía a un lado. Quería lograr cambios importantes para la universidad, tenía la energía, el espíritu de lucha y confié en que podía afrontarlo, y así fue. Volver a la presencialidad fue uno de los primeros logros, pero van a venir muchos más”.
Aunque la experiencia ha sido un factor importante, asevera que se siente agradecida con todos los que le han manifestado su apoyo. «Los cambios no son fáciles, mi intención es ser empática y solidaria con la comunidad, sobre todo con aquellas personas que han sentido mayor incertidumbre durante este difícil proceso de transición. Debemos seguir adelante”. Considera que los obstáculos más altos ya han sido superados, y lo que “viene son nuevas etapas».
Añade que decisiones importantes, como lo fue el retorno, es de las mejores estrategias que se han implementado durante su gestión, pues fue una organización basada en data y trabajo en equipo.
“Llamar el 10 de enero a la presencialidad total suponía una responsabilidad y un reto de mucha envergadura; es decir, ahora después de dos o tres meses vemos hacia atrás y podemos constatar que tomamos la mejor decisión porque se basó en datos sobre el virus, en información científica, en análisis comparativos acerca de cómo lo estaban haciendo otras universidades de la región. Fue así como pudimos seguir las mejores prácticas de incorporación a la presencialidad. Cuando haces todo con racionalidad y oyendo diferentes puntos de vista, asumes las decisiones con seguridad. Todo hecho cualitativo tiene que venir acompañado de lo cuantitativo y así lo hicimos”.
El trabajo continúa, pues el hogar del Samán apuesta por un plan estratégico que permitirá “hacer los ajustes necesarios en todos los ámbitos, académicos y en los administrativos, para 50 años más de reconocimiento y prestigio del unimetano y de su Universidad Metropolitana”.
Arraigo venezolano
Como profesional, Natalia Castañón considera importante motivar a los jóvenes a seguir apostando por el país. Reconoce que el tema es un debate que genera controversia, pero siente una gran responsabilidad en ayudar a quienes aún no tienen un norte definido tras culminar sus estudios.
“Realicé un estudio sobre las expectativas laborales antes de la pandemia y una de las preguntas del instrumento que apliqué fue si después de graduarse el egresado se quedaba en el país, se iba del país o no sabía. Solamente el 19% se iba a quedar en el país, 40% estaba en duda, y el resto se quería ir. Si puedo con mi discurso convencer a ese 40% que tiene dudas para que construyamos país, ese es el aporte que quiero dar. Venezuela es un país que sí, todavía está en crisis, pero lo hemos aprendido a manejar con resistencia y resiliencia”, explica.
Entiende que para muchos es difícil ver oportunidades debido a que hay “muchísimos obstáculos en el área política, social, económica, salud”, pero considera que también “es un país con muchísimas oportunidades porque está todo por hacer».
“Si te vas a otro país de visita te das cuenta que aquí está todo por hacer. Y el que emprende o el que tiene una oportunidad laboral, si bien tiene un sacrificio económico porque no te puedes equiparar a otros países, creo que su aporte y el valor agregado como persona y profesional es mayor aquí en el país que fuera. Mi mensaje a los estudiantes es que sigan preparándose para su futuro, yo los invito a que se queden en Venezuela. Se han ido cinco millones jóvenes venezolanos, no se han ido los mayores; los mayores nos hemos quedado. Entonces quiero que la gente joven se quede en Venezuela porque además no hay país perfecto, se van a otro país y tienen otras luchas, dificultades, tienen problemas de adaptación, no tienen el mismo reconocimiento que pueden tener aquí. Un egresado de la Universidad Metropolitana aquí en Venezuela tiene un mayor reconocimiento que en otro país del mundo, siendo la Unimet una de las mejores universidades de la región, pero no es lo mismo”.
Como vicerrectora académica y rectora (e), Natalia Castañón asegura que su compromiso con la Unimet continúa. “Yo llevo 29 años en la universidad como profesora a tiempo completo. Entré cuando tenía 25. Hice carrera académica, gerencial y de investigación. Los profesores son mis compañeros. No soy la rectora, soy Natalia, 29 años de mi vida han transcurrido aquí, tengo sentido de pertenencia y estudié en esta universidad, por lo cual, en realidad si sumas bien, ya son 34 los que llevo subiendo de lunes a viernes a este hermoso campus, donde diariamente contemplo la majestuosidad de El Ávila».
Concluye que su meta es que tengamos una universidad emprendedora, sustentable, que forme personas y profesionales éticos que den respuesta al país, una universidad relacionada con el sector productivo para unir fortalezas hacia una Venezuela grande, una universidad que con mucho optimismo, energía y trabajo apoye a sus estudiantes, para que cada vez tengan una mejor calidad educativa.