MasterClass “Ideas Básicas de la Teoría de la Acción Humana” abordó la solución de incongruencias en las organizaciones

El pasado 25 de junio la Escuela de Educación y el Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad Metropolitana (Unimet) llevaron a cabo la MasterClass “Ideas Básicas de la Teoría de la Acción Humana”, como parte del capítulo 2 del ciclo “Experiencias y Reflexiones sobre la Educación en tiempos de pandemia”.

El moderador de este evento fue el profesor Antonio Bracho, quien después de dar la bienvenida a los asistentes, dio una breve introducción sobre las teorías de Argyris y Schön que se estarían comentando ese día. Posteriormente, presentó al facilitador de la clase magistral, Francisco Roversi, docente de la Unimet.

El prof. Roversi inició su presentación hablando de las ideas iniciales de distintos investigadores sobre la Acción. “No es un elemento nuevo, puede ser rastreado a Aristoteles, quien reflexionaba que actuamos en razón a lo que nos interesa y nos preocupa”. Señaló que fue Aristóteles quien colocó la acción como objeto del conocimiento práctico, teoría que no sufrió cambios significativos hasta que Weber la relacionó con la visión de la sociología, expresando cómo afecta la acción de una persona al resto.

“Hay que comprender la Acción Humana como la relación que existe entre una y varias personas y el contexto donde se genera la acción en sí”, explicó el profesor, quien también señaló que existe un agente activo y uno reactivo en esta relación.

El otro elemento a considerar son las respuestas externas, que se conocen como los cambios de conducta que van a experimentar los asistentes a una empresa o padres y representantes, en el caso de un centro educativo.

Definió a la Acción Humana como una teoría que concibe al hombre como “un ser que construye sus acciones, las ejecuta y evalúa las consecuencias”.

Argyris y Schön

Aunque los argumentos de estos dos investigadores fueron diseñados para organizaciones empresariales, el profesor señaló que se utiliza hoy en día para modelos educativos. Explicó que Argyris y Schön diseñaron sus teorías en base a dos dimensiones: teoría de la acción explícita y teoría de la acción en uso.

La primera dimensión, señaló, es aquella en la que las personas manifiestan exteriorizan y aquellas ideas que las identifican con la organización o el centro educativo, mientras que la segunda se refiere a lo que la persona efectivamente hace.

Hizo énfasis en que ambas no siempre se van de la mano, ya que la teoría de uso no siempre va conciliada con la teoría explícita.

“No siempre lo que decimos es lo que hacemos, ni siempre cumplimos los referentes que expresamos (…) Las personas pueden expresar una serie de valores que no cumple, aún sin ser conscientes de esto”, explicó.

Modelo I y II 

A raíz de estas dimensiones, Argyris y Schön desarrollaron dos modelos o procesos de aprendizajes para solventar esta falla en las organizaciones.

El primero es un modelo de recorrido simple, expresó el profesor. Este, solo pretende cambiar ligeramente algunos principios o actividades, mientras que el segundo, el método doble, va a impactar en el sistema de valores de las personas involucradas, haciéndolo más coherente con lo expresado por la organización.

Ambos modelos tienen elementos en común, como las estrategias de acción, las consecuencias que tienen en el sujeto, las consecuencias para el entorno, variables gobernantes y la efectividad de las estrategias de acción.

Recorridos e Implementación

Así mismo, los modelos representan dos recorridos: un recorrido simple o un recorrido doble, respectivamente para cada modelo. “Estos recorridos siempre buscan el ajuste, que la organización sea productiva, que no haya conflicto y que los miembros se sientan satisfechos. La diferencia recae en que durante el doble recorrido van a impactar las variables gobernantes, o principios rectores”.

Señaló que estos principios rectores deben evolucionar, lo que ocurre cuando las variables son impactadas, modificando las acciones y estrategias, y produciendo el ajuste. En cambio, en el recorrido simple solo se busca cambiar actividades muy puntuales, lo que podría funcionar en empresas u organizaciones más tradicionales. Sin embargo, el recorrido doble es primordial para la educación.

“No podemos dar por sentado que conocemos la teoría de uso, que no puede ser utilizada en una sola parte de la organización, sino en todos sus miembros, ya que representa la comprensión de todos los miembros de la organización”, destacó el profesor Roversi.

Al momento de llevarlo a la práctica, señaló que estas teorías en sí mismas sólo permiten un diagnóstico sobre lo que sucede dentro de la organización. “Mientras más diferencia haya entre la teoría de acción y la teoría de uso, más necesario será que la organización genere procedimientos que le permitan comprender lo que ocurre, y así obtener el aprendizaje”.

La MasterClass finalizó con una ronda de preguntas y respuestas en las que el profesor pudo solventar las dudas e inquietudes de los asistentes.

 

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