María Eugenia Perfetti: “Un pueblo que no cree en sí mismo, está condenado”

María Eugenia Perfetti Holzhäuser es Licenciada en Letras de la Universidad Católica Andrés Bello, y Magíster en Historia de Las Américas de la Universidad Católica Andrés Bello. En los espacios de la Universidad Metropolitana, Perfetti se desempeña como profesora titular y profesor(a)-investigador(a) adscrita al Departamento de Humanidades. Perfetti también tiene a su cargo la dirección de la Escuela de Estudios Liberales.

Sus líneas de investigación “se enmarcan en los estudios histórico-culturales y el análisis crítico del discurso”, y ha publicado en diversas “revistas científicas arbitradas e indexadas y capítulos de libros colectivos, así como la asistencia a eventos científicos regionales, nacionales e internacionales”.

En 2019 culminó su PhD en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Simón Bolívar, especialización en la que desarrolló la tesis Análisis crítico del discurso pesimista «construido» por la élite intelectual venezolana (finales del siglo XX), investigación que busca desmontar el “discurso pesimista que se enfoca solo en lo negativo del ser venezolano, la venezolanidad y la democracia”.

Tutorado por el doctor José Vicente Carrasquero, el trabajo tiene su punto focal en el análisis de los ensayos de tres importantes autores de la élite intelectual del siglo XX en Venezuela.

“La élite intelectual es muy amplia, sin embargo, hay autores que a lo largo de la etapa representativa de nuestra democracia, es decir, nuestra democracia pactada desde 1958 hasta 1998, se dedicaron sistemáticamente a criticar lo que se estaba haciendo, y en algún momento yo creía en ese discurso hasta que, como venezolana, pensé que tenía que revisar un poco ese pensamiento tan pesimista sobre nuestro país, nuestra gente, nuestros logros”.

Perfetti asegura que desde el principio la investigación fue ambiciosa, por lo que tuvo que concentrarse solo en la década de los noventa del pasado siglo.

“El proyecto inicial era muy ambicioso, con ocho autores. Tuve que reducir a dos emblemáticos y otro que hiciera contraste, que tuviera un pensamiento más positivo sobre la democracia (…). En mi tesis trabajo Golpe y Estado en Venezuela, de Arturo Uslar Pietri (1992), Pensar a Venezuela, de Juan Liscano (1995), y en contra parte analizo La Larga Marcha de Venezuela a la Democracia, un larguísimo ensayo de Germán Carrera Damas, de finales de 1998”.

Motivación

Como venezolana, María Eugenia Perfetti se siente responsable de haber validado durante muchos años dicho discurso. “Como profesora de historia, del eje de historia de la carrera de Estudios Liberales en la que dicto Desarrollo del Proceso Histórico Iberoamericano y Venezolano, me vi en la obligación, y sentí, que tenía una deuda con este país, que es mi país”.

Asegura que, si bien los autores que analizó fueron personajes de gran importancia en la historia contemporánea de Venezuela, preocupados por el desarrollo de la nación y con gran visibilidad y apoyo de importantes medios de comunicación, su matriz de opinión caló durante un periodo de crisis y eclipsó los logros que sí se obtuvieron durante los 40 años de democracia.

“Ese revisionismo tampoco me hace anti Uslarista, por ejemplo. Yo intenté no irme a ninguno de los extremos, por eso recurrí a una perspectiva de análisis del discurso, que es el análisis crítico. Revisando las estrategias semánticas discursivas utilizadas por los autores, me permito ser bastante objetiva dentro del estudio porque no lo dije yo, lo dijo el escritor. ¿Cómo interpreto lo que dijo el autor? bueno, ahí subyace un cuerpo de creencias, una ideología. ¿Cuáles son? De ahí, analizar cuál era su «compromiso ideológico» para haber alimentado ese discurso. Ese discurso no hizo sino legitimar un sentir nacional. Un sentir que lamentablemente se expandió e incluyó todas las esferas de la sociedad. Estamos hablando de una época muy crítica del país, la crisis económica de los 80 y cómo en la década de los 90 seguimos arrastrando esas crisis y entramos a lo que Manuel Caballero llamó “la crisis de las instituciones democráticas”. Se estaba fraguando ese sentimiento nacional de crisis y esa percepción de fracaso, es decir, de un país que había fracasado en sus intentos democráticos”.

Perfetti apela al pensamiento de un escritor venezolano que reza “si nosotros hubiésemos tenido con la democracia la paciencia que hemos tenido con los regímenes dictatoriales seríamos otros, pero la democracia la cuestionaron y atacaron desde el principio”; por ello considera importante derrumbar dichas creencias y “rescatar la democracia representativa” y sus aciertos.

Creer en sí mismo

La profesora Perfetti entrevistada por la coordinadora de Comunicaciones de la Unimet, Alexandra Sucre

La profesora añade que su deber es contribuir a «desmontar» estas creencias. Insiste que, como ella, muchos investigadores desarrollan actualmente estudios con el mismo fin: demostrar que “la democracia es un proceso. No existe una democracia perfecta: una cosa es lo que percibimos idealmente como democracia y otra cosa es la realidad del día a día, todas las democracias pueden ser cuestionadas, y pueden mejorar”.

“La crisis institucional -que nació en los ochenta con la crisis económica- no fue solamente de nosotros. Todos los países latinoamericanos involucrados se vieron inmersos en este discurso, en la crítica, porque se sintieron decepcionados de la democracia. Lo dice en su tesis el doctor Ángel Oropeza,

psicólogo social que estudia la percepción de los venezolanos con respecto a la democracia: teníamos un ideal de la democracia y esperábamos tanto de la democracia que cuando los autores hicieron su análisis sobre la calidad de la democracia, ellos percibieron que esa democracia no había cumplido con lo que se esperaba, es decir, con las expectativas, y de ahí esa sensación de fracaso nacional. Oropeza dice que la democracia no puede resolverlo todo, es lo mismo que expone Germán Carrera Damas en su ensayo”.

Asimismo, invita a los venezolanos a creer en sí mismos y dejar a un lado los prejuicios con los que durante años diversos autores han etiquetado de manera generalizada a los venezolanos. “Cómo un país va a creer en las instituciones democráticas, cómo va a salir adelante, cómo va a creer en sí mismo si no cree en sus propias potencialidades, si toda la vida le han dicho ‘los venezolanos son flojos, irresponsables, “vivos” (por eso de la viveza criolla)’. Eso lo dijeron unos cuantos pensadores  que les atribuyeron a todos los venezolanos esas características. Pero ¿quién dijo que así somos todos los venezolanos, y quién dijo que no hay vivos y flojos en otros países? Vamos a deslastrarnos de esa marca. Un pueblo que no cree en sí mismo está condenado, ahí está el fracaso nacional, ahí si fracasamos como país”.

Igualmente invita a no tener miedo a criticar y cuestionar a “aquellos que por muchos años fueron grandes hitos del pensamiento venezolano”. Asevera que es una obligación poder ser críticos y analizar situaciones desde diferentes perspectivas, “por su puesto con músculo teórico y, por supuesto, con músculo metodológico”.

“No es opinático. Yo no opiné sobre estos autores, yo analicé sus obras y a través de sus obras su pensamiento. Eso es lo que hay que hacer, una crítica concienzuda y no tener miedo a cuestionar a esos grandes pensadores, a pesar de todo el respeto que se les pueda tener por todo ese tiempo que trabajaron, por todas las obras y géneros que alimentaron, por todas sus preocupaciones. Fueron literatos, economistas, políticos, todos preocupados por la cultura. Hicieron muchas cosas y no desvaloro nada de lo que hicieron, sin embargo, hay que ver con lupa ese pensamiento”.

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