Los seguidores, ¿el eslabón olvidado?
Durante mucho tiempo el foco de atención ha estado en el líder, convirtiéndole en una posición casi imposible y deseada por muchos, y atribuyéndole características que en conjunto elevan demasiado a la persona que ejerce el liderazgo y por consecuencia, sus seguidores, esa mayoría o masa, pareciera perder importancia en la fórmula. Las cosas están cambiando y ya se comienza a estudiar las características ideales para convertirse en un seguidor valioso.
Con el paso de los años, el tema del liderazgo ha sido abordado desde diferentes aristas. Últimamente se ha cambiado el enfoque y se atribuye la condición de líder a una combinación de factores, desde características personales, sumado a las circunstancias o entornos complejos hasta los seguidores. Esta nueva aproximación ha hecho más alcanzable y real las características del líder, desmontando la etiqueta que se tiene preconcebida socialmente del líder como un ser supremo, un ser ungido que destaca por encima de todos.
Entendemos, ahora, el liderazgo como un compendio de habilidades que pueden ser aprendidas u optimizadas, pero siempre inseparable de tres elementos que son los que realmente terminan de sustentar el liderazgo: una circunstancia, una cultura y la presencia de seguidores que permitan la validación del líder. Entonces, ¿cuál es el motivo de la poca atención que reciben estos últimos? Definitivamente son estos quienes cierran la ecuación que da paso al concepto de liderazgo como es conocido en la actualidad. Incluso existen aquellos estrictos quienes aseguran que más fuertes sean los seguidores, más fuerza tendrá el líder.
“Sin sus ejércitos, después de todo, Napoleón era solo un hombre con ambiciones grandiosas. Las organizaciones se paran o caen en parte en función de qué tan bien lideran sus líderes, pero en parte también en función de qué tan bien siguen sus seguidores” (In Praise of Followers, Robert Kelly, 1988, Harvard Business Review).
Definitivamente, en la idealización del líder donde lo conciben como un ser endiosado, superior, inalcanzable, afecta la importancia que reciben aquellos que le siguen, pues aumenta la brecha entre ambos. Explorando en internet se encuentra que en Google la palabra “Liderazgo” tiene alrededor de 71.400.000 de resultados, en cambio la palabra “followership” apenas alcanza un aproximado de 1.190.000 de resultados. De hecho, ni siquiera existe una palabra en español que traduzca la versión anglosajona. Dentro del IESA, el Dr. Ramón Piñango hace un primer acercamiento a este término en español introduciendo la palabra “seguidazgo” para explicar el fenómeno y su importancia. Término que adoptaremos en este artículo para referirnos a la acción ejercida por los seguidores.
Interesante que al buscar la palabra “followership”, aparece una definición que al traducirla sería: “La capacidad o la voluntad de seguir a un líder”. Definitivamente comenzar a hablar del liderazgo desde su potencia, entenderlo como una capacidad e incluso volverlo una voluntad, fortalece a su protagonista. Solamente leyendo su definición, comenzamos a conocer una nueva ventana de aprendizaje sobre el seguidazgo.
Muchas escuelas de negocio imparten estudios sobre liderazgo; pero pocas sobre seguidazgo. Es de resaltar que, así como cualquiera de nosotros puede ser líder en una circunstancia particular, en muchas otras oportunidades (sin duda más veces) nos toca ser seguidores. ¿Entendemos realmente el impacto de nuestra posición? ¿Qué pasaría si el foco de importancia de la educación se redireccionara a los seguidores?
Se relaciona ser seguidor como un rol inferior, cuando realmente tiene una importancia enorme. Queda tanto por descubrir en la educación de los seguidores como un rol dentro de las empresas o comunidades. Imaginemos por un momento la fuerza de las masas, pero llevadas a un nivel de consciencia tal que todo aquel que esté en una posición de seguidor lo haga desde el compromiso y entendiendo la potencia que aplicaría al resultado final de una meta compartida.
Son muchas las características a fortalecer en los seguidores, entre ellas, autores como Ira Chaleff en su libro The Cuorageous Follower, resalta: autoconocimiento, impulso a retar al líder y otros seguidores, la consciencia del pensamiento grupal, la fortaleza del know-how para tareas esenciales, la ayuda real de respaldo al líder, entre otros. En resumen, coloca la tarea del seguidor como la búsqueda consciente del balance entre retar los mecanismos o normas del líder, pero respetándole, cuidándole e incluso alentándole. ¡Nada sencillo!
Aunque lo más importante del resultado de ser un buen seguidor es el proceso que debe transitar para crecer de manera propia, debe ser una persona autocrítica, con una habilidad de comunicación que le permita mantener comunicación franca con su líder y demás seguidores, con una alta capacidad de perseguir juicios limitantes en su mirada de los sucesos y además una claridad impecable en sus metas.
Convertir el seguidazgo en un elemento que optimiza el liderazgo de manera consciente, es un nuevo e imprescindible enfoque que perseguir en las sociedades, empresas y academias del mundo. Mucha tela que cortar en el tema, mucho que reaprender y compartir.
Robert Veiga Reigosa
Departamento de Emprendedurismo
Universidad Metropolitana