Diplomacia y política exterior venezolana desde la visión de 5 internacionalistas
5 internacionalistas, todas ellas mujeres, fueron reunidas -en una conferencia vía Zoom- por la Facultad de Ciencias y Artes, el Departamento de Humanidades y la Facultad de Estudios Jurídicos y Políticos de la Unimet, para hablar de diplomacia y política exterior venezolana y su relación con el Caribe y Colombia.
Correspondió al profesor David Ruiz-Chataing fungir como moderador de la cita que tuvo por nombre Pensamiento Venezolano Contemporáneo: Internacionalistas. En sus palabras de bienvenida Ruiz-Chataing aprovechó para enaltecer el papel de la mujer en la vida pública y política del país.
La Política exterior de la democracia venezolana: 1958-1998
En su ponencia “Política exterior de la democracia venezolana”, la periodista María Teresa Romero, actualmente desempeñándose como embajadora de Venezuela en Guatemala, sintetizó el trabajo realizado en esta área por los 8 gobiernos que se sucedieron durante los 40 años de la etapa democrática. Señaló que la gran característica de ese periodo es que la política puesta en marcha “si conformó una política exterior de Estado”, la cual aunque, a su juicio, “no fue una política exterior de estado perfecta y tuvo sus fallas y errores como cualquier política pública”, comparada con la gestión internacional de la primera mitad del siglo XX “tuvo una relativa continuidad y coherencia en sus procesos de formulación, ejecución y evaluación al establecer por primera vez en la historia de Venezuela, y también cumplirlo con relativo éxito, un conjunto de metas, intereses, objetivos, acciones y reglas de juego permanentes, de carácter internacional”.
Sostuvo la Embajadora que en ese periodo hubo una continuidad en principios como “promoción y defensa de la democracia representativa, la autodeterminación de los pueblos, la defensa de la soberanía y el principio de no intervención, la integración, la solidaridad y cooperación económica internacional y la defensa de los precios del mercado petrolero”, los cuales estuvieron presentes en las agendas internacionales de cada uno de los gobiernos de la época.
“Había una visión democrática común entre todos”, recalcó Romero al tiempo que añadió que existía un estilo “acentuadamente presidencialista, pero de respeto a las reglas nacionales e internacionales”.
La política exterior de Venezuela ante el Caribe
Por su parte, Mirna Yornis, profesora de la Universidad Central de Venezuela, al reflexionar sobre la política exterior de Venezuela ante el Caribe, señaló que, aunque el Caribe es una región heterogénea y multidimensional, es a su vez, una unidad dentro de la diversidad.
“Es diversa desde el tipo de vista cultural y lingüístico, biológico, en ecosistemas, de niveles de desarrollo (…) pero la posición estratégica y geopolítica del El Caribe es significativa”.
“Venezuela es el país de la región que posee las costas más largas bañadas por el Mar Caribe y eso da la razón de la condición caribeña del país, así que no se puede hablar solamente de la relación de Venezuela con El Caribe, sino Venezuela en El Caribe”, explicó Yornis.
Dijo la profesora que “El Caribe es una región muy importante desde el punto de vista petrolero y de las controversias territoriales, puntos que han estado marcando el relacionamiento en los últimos años, y que han sido momentos muy álgidos, específicamente en los últimos días”.
Para Yornis las relaciones en la región no se tratan solo de límites, también están incluidas variables geopolíticas que tienen que ver con migración o petróleo. “Es una región bastante compleja, en correspondencia con el número de países y territorios con los que se relaciona, pero definitivamente tiene un péndulo con un ritmo no muy claro entre geopolítica y cooperación, en donde la armonía y la discordia hacen juego día a día”, afirmó.
La política exterior de la revolución bolivariana
Durante su intervención, la también internacionalista Elsa Cardozo trató el tema “Las relaciones internacionales de la revolución bolivariana”. En este sentido, Cardozo dijo que “es imposible mirar atrás, en estos últimos 22 años de Venezuela, sin tener el pensamiento muy puesto en el presente”.
“La pregunta es ¿cómo llegó Venezuela a su actual situación nacional e internacional? Es difícil que se pueda pensar en separar la política nacional de la internacional. Lo que se hace adentro, se refleja hacia afuera. Hacer un balance de los últimos 22 años de política exterior es indispensable”, reflexionó Cardozo en el comienzo de su ponencia.
Para Cardozo debemos conocer desde el presente, y con miras al futuro, “cómo se fue armando ese rompecabezas internacional actual para entenderlo desde la preocupación por la recuperación y el Estado de Derecho en Venezuela”.
Señaló que la diferencia de estos 22 años con lo que fue la política exterior de los 40 años precedentes, comenzó por revisar la base constitucional “de modo que en adelante no quedaría área o tema, relación o compromiso, que no sufriera redefiniciones estratégicas fundamentales y, paralelamente, llegó también la redefinición de relaciones, la reubicación de Venezuela en las relaciones internacionales con miras a cumplir un proyecto”.
Para Cardozo, la salida de Venezuela de la Convención americana, de la OEA, la desatención -antes del retiro- de las sentencias de la CIDH, indicaban ya el giro que se fue materializando con el tiempo y que, a partir de 2013, se hizo más evidente.
“Los vínculos que han sido relevantes en este camino, todos los hemos visto desde 1999, pero sobre todo desde la firma del convenio integral con Cuba, y, por otro lado, los tratados de cooperación energética con los países del Caribe, que fueron deformando también el sentido de lo que era la cooperación”, explicó.
Para cerrar, Cardozo indicó que pese a estos cambios y a las presiones y obstáculos para el acceso al poder, los actores de oposición también han desarrollado vínculos y apoyos democráticos internacionales “que se han hecho indispensables como complemento a la búsqueda democrática”.
“El balance de la política exterior de la revolución bolivariana es similar a su desempeño nacional”, concluyó.
Diplomacia en tiempos turbulentos
Al hablar de “Diplomacia en tiempos turbulentos. Colombia ante la revolución bolivariana”, Beatriz de Majo comenzó afirmando que Colombia y Venezuela son países siameses. “Nosotros no podemos concebirnos sin Colombia. Nuestras voluntades están indisolublemente atadas”, dijo tajante.
Beatriz de Majo contextualizó su exposición haciendo referencia a la relación de Colombia con los Estados Unidos, “porque eso la determina, tanto en estas dos décadas de periodo de Bush, Obama, Trump y, ahora, Biden, como en el momento actual, donde la trilogía Colombia-Cuba-Venezuela forma parte de la diplomacia de Colombia y de la diplomacia de EE. UU. y, probablemente, de la de Venezuela también, de aquí en adelante”.
Señaló que en esta ecuación entra también China. “Hace 20 años EE. UU. era la primera potencia mundial, hoy, se disputa ese lugar con China. Eso también entra en el contexto de la relación de Colombia con el exterior”, aclaró.
“EEUU ha tratado de mantener una influencia considerable en América Latina y, sin embargo, para estos momentos China está ganando espacios bien importantes” dentro de nuestra región, sostuvo.
Para la internacionalista, Biden tendrá una tarea bien compleja, ya que Hispanoamérica no será una prioridad en el terreno económico, pero si lo será en el área de lo político y estratégico.
Mencionó el crecimiento de la izquierda en la región, con una alta probabilidad de que un próximo gobierno colombiano sea de esta tendencia y añadió que también hay que entender que el Foro de Sao Paulo se encuentra trabajando “muy activamente” y, de igual manera, ese tema forma parte de la visión colombiana y americana sobre lo que ocurre en Venezuela.
A su juicio, existen todas las condiciones para que el eje Colombia-Venezuela-Cuba se fortalezca “y ese eje del mal, es un verdadero dolor de cabeza, la piedra en el zapato para el gobierno de Biden”, alertó.
La diplomacia digital
Para cerrar el evento virtual, tocó el turno a Grecia Benayas, profesora de la Facultad de Estudios Políticos y Jurídicos, quien trató el tema “La diplomacia digital” y el uso de Internet y las tecnologías de información y comunicación (TICs) para el mantenimiento de las relaciones exteriores.
Señaló la profesora que el desarrollo de la presencia a nivel digital es muy importante para los diferentes países, ya sea a través de las redes sociales o micro bloggings o del desarrollo de aplicaciones que permiten dar información sobre los servicios consulares.
“Estas herramientas se han convertido en elementos muy importantes de asistencia en momentos de crisis”, dijo.
Indicó Benayas que en tiempos de pandemia estas herramientas tecnológicas han sido útiles para solventar problemas surgidos por las restricciones a la movilidad y que, además, han sido útiles para la entrega de cartas consulares o en la realización de reuniones y firmas de acuerdos, citando como ejemplos encuentros de la ONU y la Cumbre del G20, entre otros.
“Hay quien dice que esto realmente no es diplomacia, que se necesita el encuentro entre las partes”. Pero, a su juicio, estos han sido casos puntuales que han ayudado a resolver encuentros puntuales que se vieron afectados por la pandemia.
“A través de la diplomacia digital podemos además enterarnos de temas a los cuales, seguramente no tendríamos acceso a través de los canales regulares”, explicó Benayas.
Añadió que “en este mundo no solo se reflejan la armonía o el acercamiento entre países sino también las diferencias y las tensiones que se pueden generar en ciertos momentos”.
Benayas precisó que cada día aumenta más el interés de las naciones y organizaciones mundiales por ingresar al mundo de la tecnología, al punto de que hay personal de alto rango específicamente designado para llevar a cabo esta tarea.
En opinión de Benayas en el aspecto de la diplomacia digital es urgente abordar ciertos retos a nivel mundial: la privacidad, el uso de datos, la brecha digital, la ciberseguridad, la desinformación, los mensajes de odio, entre otros.