200 años de la Batalla de Carabobo, un encuentro para reflexionar las características de la independencia de Venezuela

El pasado lunes 21 de junio, la Facultad de Ciencias y Artes y el Departamento de Humanidades llevaron a cabo el foro Batalla de Carabobo, 200 años por la libertad, un encuentro que conmemoró los 200 años de la batalla que le dio la independencia a Venezuela.

José Alberto Olivar, doctor en Historia Summa Cum Laude por la Universidad Católica Andrés Bello y miembro correspondiente de la Academia Nacional de la Historia, moderó el encuentro que contó con la participación del doctor Napoleón Franceschi, jefe del Departamento de Humanidades de la Unimet; el doctor Reinaldo Rojas, individuo de número de la Academia Nacional de Historia; y la doctora Carolina Guerrero, directora del Instituto de Estudios Históricos Bolivarium de la Universidad Simón Bolívar.

 

El profesor Francheschi fue el encargado de dar inicio al encuentro explicando que la movilización patriótica que dio inicio a la guerra de independencia fue una acción “inesperada para los realistas porque fue en época de lluvias”.

“La independencia no trajo en término de cambios económicos y sociales mucha satisfacción. Solo trajo destrucción y una división profunda en el pueblo venezolanos. Hubo quienes apoyaron la causa realista y otros apoyaron la causa patriota. En la Batalla de Carabobo el 90% de la caballería estaba constituida por llaneros”, comentó.

Resaltó que los venezolanos en aquellos días heredaron una frustración y un culto heroico que los llevó a refugiarse de las glorias del pasado.

Asimismo, destacó a Feliciano Montenegro Colón, José Francisco Bermúdez y Rafael Urdaneta, personajes que son considerados los “grandes ausentes”, pues pese a haber tenido un rol importante durante el proceso, no se les hace gran mención.

De igual forma, Franceschi explicó que durante los años posteriores a la guerra, los venezolanos comenzaron a ver la independencia mediante la “exaltación literaria”. Agregó que los documentos de los historiadores de la época “son ciertos, correctos, y expresados con una gran belleza literaria”.

“En la literatura se busca el perdón, se habla del brío. A pesar de las referencias, no se condena. Se reconoce con gallardía al enemigo”.

Reconoció que la Batalla de Carabobo ha sido “la campaña más trascendente y sangrienta de nuestra historia”.

Lo que aprendimos del pasado

El doctor Reinaldo Rojas, Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia, explicó que en los últimos años se dedicó a documentar en sus publicaciones una nueva “relectura y revisión en este bicentenario”.

A través de sus títulos, el profesor dio un breve repaso no solo por las características y los acontecimientos que marcaron la batalla de independencia de Venezuela, sino también los momentos posteriores a la misma y cómo a través de los distintos gobiernos que han conformado la República, el hecho de la Batalla de Carabobo sigue siendo un hito que glorifica nuestra historia.

Manifestó que si algo le ha dejado su trayectoria es que “el pasado se conoce continuamente”, y recordó que los problemas que el país sufría en 1821 no son los mismos que padece 200 años después; “pero el acontecimiento sigue siendo el mismo”.

Rojas añadió que la Batalla de Carabobo es la “epopeya de la nación”.

Carolina Guerrero, directora del Instituto de Estudios Históricos Bolivarium de la Universidad Simón Bolívar, fue la última ponente de la cita. Durante su intervención, lo primero que planteó fue la discusión en torno a la idea de soberanía. “Es curioso porque antes de centrarse en Venezuela la idea de un debate sobre la noción de República, o cuál era el sistema político al que se quería avanzar, es la idea de soberanía la que termina copando estos espacios de la discusión”.

La especialista concluyó el foro explicando que la idea de institucionalidad estaba arraigada en nuestra sociedad y en hispanoamericana. Sin embargo, romper con las instituciones no era una tarea sencilla.

“En ese momento la idea de soberanía que sustenta todo este entramado político, jurídico de nuestra convivencia en el espacio público, gravita alrededor de una concepción de soberanía en la cual esa soberanía constituye la potestad política suprema que rige tanto a gobernantes como a gobernados. Y había sido desplazada por una mayor idea de justicia”, indicó.

Destacó la transición de la concepción del concepto de soberanía de la época, la cual muchos catedráticos criticaron pues estaba ligada con el derecho que tenía el gobernante dado por Dios para cumplir sus funciones.

Asimismo, enfatizó como el concepto se transformó para llegar a lo que se conoce hoy como soberanía y recordó que ningún ciudadano puede nunca renunciar al vínculo que tiene como un sujeto político que juega un rol importante en las diferentes etapas que vive una nación.

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