La UNIMET endulza la conciencia social con concurso culinario inclusivo
Bajo el lema «Sabores que unen, nutrientes que transforman», la Universidad Metropolitana vivió este martes 27 de mayo una edición especial del concurso «Dulce Bienestar», iniciativa que fusionó creatividad gastronómica con educación nutricional y valores institucionales. El evento, enmarcado en el proyecto «Aquí cabemos todos», congregó a 11 participantes cuyas creaciones demostraron que la repostería saludable puede ser tan deliciosa como inclusiva.

La jornada inició con un conversatorio protagonizado por Nelymar Díaz, ingeniera petrolera que replanteó su carrera profesional tras el diagnóstico de su hijo mayor, transformándose en referente de alimentación consciente a través de su proyecto @Simpleysano. Su testimonio personal, donde relató cómo combinó sus conocimientos técnicos con la nutrición holística, sirvió de preámbulo inspirador para las posteriores degustaciones.
Durante tres horas, la comunidad unimetana ejerció como jurado popular, evaluando propuestas que iban desde tortas sin azúcares añadidos hasta galletas de harinas integrales. La transparencia del proceso fue garantizada por la prof. Yennise Guerrero, Decana de Estudiantes, quien supervisó personalmente el escrutinio final tras la votación.

En un acto cargado de simbolismo, la Directora de Desarrollo y Bienestar Estudiantil, Cledy Parejo, otorgó certificados de participación a todos los concursantes, destacando cómo cada receta representaba «un manifiesto tangible contra la discriminación alimentaria y social». El podio lo coronó Adriana Lucero, estudiante de Psicología, con su Torta Húmeda de Chocolate elaborada con sustitutos naturales de azúcar.
La sorpresa llegó con el segundo puesto, donde se produjo un empate entre el Brownie proteico de Simple y Sano by Nelimar Díaz y la Torta triple chocolate de Grace Snack, demostrando la variedad de enfoques posibles en la cocina saludable. Completó el cuadro de ganadores Sofía Fetta, cuyas Galletas crumble light de avena y quinoa recibieron elogios por su equilibrio nutricional.

Más allá de la competencia, el evento dejó palpable cómo espacios académicos pueden convertirse en laboratorios de transformación social. Los asistentes no solo descubrieron alternativas para reducir el consumo de azúcares refinados, sino que experimentaron en primera persona cómo la diversidad de talentos se traduce en riqueza colectiva cuando se cultiva en ambientes inclusivos.
Esta edición de «Dulce Bienestar» sienta un precedente en la integración de objetivos educativos con políticas institucionales, demostrando que la promoción de hábitos saludables y el respeto a las diferencias individuales no son metas excluyentes, sino ingredientes complementarios para formar profesionales socialmente responsables.
