Franco Roversi: “La biblioteca debe dejar de ser un almacén y convertirse en un centro de conocimiento”
La visión canónica de la biblioteca como un recinto silencioso, destinado exclusivamente al resguardo y custodia de textos, ha caducado. Esa es la premisa fundamental con la que Franco Roversi Mónaco asume la dirección de la Biblioteca Pedro Grases de la Universidad Metropolitana (UNIMET). Su gestión se perfila hacia una transformación estructural de la dinámica universitaria: convertir el edificio en un ente vivo, alejándose del concepto de repositorio pasivo para consolidarse como un espacio activo de investigación.

“La biblioteca tiene que ser, y lo es en el mundo desde hace al menos un par de décadas, una opción, una alternativa para generar investigación, generar conocimiento. Hay que cambiar la visión de un repositorio, de un almacén”, apuntó Roversi. Para el historiador y docente, el objetivo inmediato es “abrir las puertas” y visibilizar los “tesoros” que la institución posee, pero que a menudo pasan desapercibidos por falta de una estrategia de divulgación efectiva hacia el estudiantado.
Lejos de percibir la tecnología como una amenaza que desplazará al rol tradicional de la academia, Roversi aboga por una integración crítica. Ante el auge de herramientas como ChatGPT o Gemini, la biblioteca no se mantendrá al margen, sino que servirá como un faro ético para su utilización. El director enfatizó que la institución debe acompañar a la academia en la formación de estudiantes y profesores para el uso correcto de estas herramientas y priorizar la integridad académica.
Roversi destacó la utilidad de herramientas como Notebook LM de Google, que permiten trabajar con fuentes cerradas y verificadas, en contraposición a las búsquedas genéricas que pueden arrojar datos imprecisos. “Nosotros en la biblioteca tenemos el qué aportar. Tenemos bases de datos con elementos confirmados, registrados y arbitrados”, explicó. El plan es claro: que el estudiante utilice la IA procesando información confiable —como la disponible en el repositorio Saber Unimet— para generar nueva investigación con un piso sólido.
A pesar de la inevitable migración hacia lo digital, el nuevo director defiende la insustituible función cognitiva del libro físico. Explicó que los principales centros de aprendizaje a nivel mundial están revalorizando el papel debido a que la interacción física con el objeto de estudio estimula conexiones cerebrales distintas a las que se producen frente a una pantalla retroiluminada.
“El tener libros físicos cambia hasta tu proceso de hacer conexiones a nivel de conocimiento”, argumentó Roversi. No se trata de una competencia, sino de una amalgama donde conviven la inmediatez digital y la profundidad del texto impreso. “Si fueran obsoletos, las editoriales no seguirían sacando libros”, puntualizó.

Agregó que la biblioteca debe funcionar como una oficina integral donde el estudiante tenga acceso a electricidad, conexión estable, bases de datos y la colección bibliográfica para superar las limitaciones de infraestructura que puedan tener en sus hogares.
Una de las metas a mediano plazo es la reconfiguración de los horarios y los espacios físicos. La administración evalúa extender las horas de servicio considerando la logística de transporte y seguridad para adaptarse a los ritmos de estudio actuales. Roversi insiste en que el aprendizaje no es un proceso solitario; por ello, busca que la Biblioteca Pedro Grases sea un lugar de encuentro donde se rompa “la soledad de estar con un celular”.
La estrategia contempla transformar salones en aulas multimedia y utilizar los diversos pisos para exposiciones y actividades culturales que llenen el edificio de vida. “La biblioteca no puede ser solo para el silencio absoluto”, concluyó Roversi, haciendo un llamado final a los estudiantes para que se “apoderen” de las instalaciones y resignifiquen su uso.
Franco Roversi Mónaco es Licenciado en en Educación Mención Ciencias Pedagógicas (UCAB); especialista en Gerencia de Recursos Humanos (USM) y en Tecnología, Aprendizaje y Conocimiento (UNIMET); Doctor en Ciencias de la Educación (ULAC); Doctor en Patrimonio Cultural (ULAC); Doctor en Gestión para la Creación Intelectual (UNESR); con postdoctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación (UCV) y en Filosofía y Paradigmas de la Investigación Social (ULAC). Con una sólida carrera dentro de la UNIMET, se ha desempeñado como profesor a tiempo completo en el Departamento de Humanidades y ha ejercido cargos de coordinación académica, y como director de Estudios Generales y Básicos. Su perfil combina la rigurosidad de la investigación con la docencia.












