El pintor de los misteriosPresentación del libro Luis Domínguez Salazar: El pintor de los misterios
Auditorio Manoa, 11:00 am
Inauguración:
Sala Exposiciones UNIMET, 12:30 pm
Con la participación de MUSICUM
Jueves 6 de febrero de 2014
 

El misterio es la cosa más bonita que podemos experimentar.
Es la fuente de todo arte y ciencia verdaderos.
Albert Einstein

 

Un misterio por definición es algo muy difícil de entender, algo extraño e inexplicable de comprender o descubrir por lo oculto que está, o por pertenecer a algún arcano. Menuda tarea se ha planteado pues José Pulido al intentar valientemente desvelar lo oculto, mostrar lo irrevelable, hacer visible lo arcano, en fin, escudriñar en las querencias más recónditas, en los intersticios más profundos, de un artista plural como lo fue – y lo sigue siendo – Luis Domínguez Salazar.

Pulido asume un rol dual, desdoblado, binómico, para ser él y otro a la vez, José Domínguez Salazar y Luis Pulido se hacen uno, unívocos, cómplices en la vida y en la muerte. Uno habla a través del otro, éste retrata a aquél. Ambos se mimetizan para que el pintor siga hablando, escribiendo, contando, mostrando un misterio insondable que transita del claroscuro histórico al color encendido del presente.

Pulido sabe lo que hace y dice, porque el artista sabía a cabalidad lo que hacía, decía y pintaba para que la evidencia fuera definitiva, categórica e irreversible. Así, mujeres míticas y reales, personajes de ficción y existentes, paisajes extravagantes y conocidos, próceres y ciudadanos del común, en fin, fantasías y realidades se confunden en la obra de Luis Domínguez para que Pulido funja de quimérico disyuntivo cuando intenta desvelar un misterio ajeno al que además le suma ensueños y evidencias de su propio misterio.

El escritor y el pintor hablan, dicen, cuentan, exponen, narran, dibujan, pintan, conversan, se solazan a lo largo de este libro en el que todo puede ser y no ser a la vez. El misterio se hace irrebatible, el enigma se agiganta, la incógnita adquiere letra y trazo.

La Isla del Tigre existe, aunque carece de latitudes y longitudes, de límites posibles; una niebla espesa y multicolor la protege de las miradas insidiosas e hipócritas, el pintor la acicala y embellece para que sus personajes de hoy y de siempre adquieran la felicidad posible en ese paraíso viable, en esa utopía posible que vive para el arte y por el arte.

Pulido realiza su crónica imposible, su personal reportaje de una aventura vital y vitalista que vamos leyendo entusiastas, conocedores empero de que Luis Domínguez Salazar -sabio y a conciencia- nos envuelve de formas y colores que sólo son magras pistas de un misterio sin respuestas, de un enigma sin solución, porque el artista es más de lo que escribe, dibuja, enseña, pinta y dice. En fin, como asienta el proverbio anónimo:

La vida no es un problema para ser resuelto, es un misterio para ser vivido.

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