Jazz En Concreto: “La música puede estar presente donde menos la esperas”

En el año 2011 la Unesco decretó el 30 de abril como el Día Internacional del Jazz, una fecha para crear conciencia sobre la importancia de este género musical en el desarrollo positivo de la sociedad y la cooperación entre los pueblos. El Jazz es uno de los estilos de música más populares de la historia, contando con exponentes icónicos como Louis Armstrong y Billie Holiday, entre muchísimos otros; es un sonido que ha influenciado alguna de nuestras canciones favoritas y que, desde hace treinta años, podemos disfrutar en la Universidad Metropolitana.

La Banda de Jazz “En Concreto” surge en el año 1990 como taller del área de formación complementaria de la Dirección de Cultura de la Unimet; un par de años después, el profesor Gustavo Ardila empieza a fungir como director de la agrupación, un cargo que ostenta hasta el día de hoy con gran orgullo y compromiso.

“En esa época, no contábamos con los instrumentos que tenemos ahora; los estudiantes lo hacían por amor al arte, utilizando sus propias herramientas. Aun así, siempre se mantuvo un estándar alto a nivel de calidad”, señala.

Los ensayos continuaron, con alumnos cada vez más organizados y comprometidos, y, posteriormente, se contó con la colaboración del rector de la universidad, quien gestionó la entrega de los instrumentos musicales que, hasta el día de hoy, continúan en la banda. El profesor Ardila comenta que los inicios no fueron sencillos, pero que, una vez contaron con este apoyo, todo empezó a encauzarse.

El amor a la música 

Para el profesor, su historia en la Universidad Metropolitana empezó cursando la carrera de Ingeniería Química, antes de mudarse a la ciudad de Maracaibo para estudiar la Licenciatura en Música, un sueño que había albergado toda su vida.

“A mí siempre me gustó la música, aun cuando venía de una familia con profesiones tradicionales: médicos, ingenieros, arquitectos… Tuve que seguir esta pasión contra viento y marea. Cuando haces algo bonito y lo haces bien los beneficios llegan solos. Lo importante es hacer lo que te gusta”, explica.

La ingeniería y la música también fueron caminos que confluyeron en la vida de Alejandro Ghysbrecht, coordinador de eventos y redes sociales de la Banda de Jazz. Una tarde, al salir de clases, escuchó música en los pasillos de la universidad, topándose con los ensayos de la agrupación de la que hoy en día sigue siendo miembro activo.

“Nunca fui amante del Jazz, en mi familia nadie escucha este tipo de música, pero ahora puedo decir que es uno de mis géneros favoritos”, asegura Alejandro, percusionista que se define a sí mismo como autodidacta, un termino que cambió gracias a la banda, que le enseñó a tocar en grupo real y a estudiar para tocar en vivo, no solo para su propio disfrute.

Asegura que el Jazz es uno de los géneros más populares, aun cuando la gente no está al tanto de esto. “La banda me ha enseñado que la música está en todas partes, y que puede estar presente donde menos te lo esperas”.

Música en pandemia 

Desde hace más de un año, el funcionamiento de la banda sufrió un cambio brusco, al igual que el resto de las agrupaciones y actividades realizadas en la Unimet. Tuvieron que adaptarse a una vida en confinamiento, debido a la pandemia del Covid-19.

Alejandro comenta que esta contingencia los obligó a cambiar su forma de pensar en la música, y en cómo hacerla. A pesar de las dificultades, el compromiso de los miembros siguió intacto, al igual que los ensayos online. “Por más que no podamos tocar juntos, seguimos practicando”.

“Ahora estamos trabajando de forma semi presencial. Realizamos las grabaciones y los ensayos en línea, lo cual siempre es más trabajoso, pero no imposible. Cuando se quieren hacer las cosas bien, estas siempre salen”, destaca el profesor Gustavo Ardila.

La organización y el trabajo en equipo rindió sus frutos. Un año después, la banda no solo consiguió grabar dos canciones completamente virtuales, sino que, además, tuvo una exitosa participación en el Jazz and Food Festival, un festival de Jazz en la ciudad de Caracas, donde fueron la única banda universitaria en presentarse.

Formar parte de la banda 

Otra de las dificultades a las que se enfrentaron fue poner pausa a las audiciones, que solo pudieron retomar a un año y medio del inicio de la pandemia.

Debido a la modalidad de la banda, que funciona a nivel rotativo, siempre se están buscando alumnos que estén interesados en participar, de forma que puedan suplantar a los egresados.

“Es un reto a la hora de mantener el nivel de la banda, pero contamos con el apoyo de los muchachos que se gradúan”, añade el profesor Ardila.

Una formación integral 

Actualmente, el coordinador Alejandro Ghysbrecht cursa estudios simultáneos de Ingeniería Química e Ingeniería en Producción, pero considera que la música es una tercera carrera, la cual lleva con la misma seriedad y compromiso que sus estudios universitarios.

“La Banda de Jazz  es una proyección a nivel cultural que demuestra que la educación no es solo académica, sino que se necesitan de muchos otros elementos para educar y formar; es primordial no dejar de lado la cultura a la hora de enseñar”, destaca el profesor Arguila, reflexionando sobre la importancia de la agrupación para la Unimet.

Señala que cada vez que la banda participa en un festival o se presenta en otra universidad, se deja en alto el nombre de la Unimet, así como su nivel de profesionalidad. A su criterio, esta agrupación es una oportunidad para que los alumnos puedan soñar y disfrutar de un género tan rico como lo es el Jazz; además de formarse como profesionales más completos.

“Nosotros amplificamos la labor que hace la universidad, porque la ética cultural no se estudia”, asegura.

Cualquier alumno que esté interesado en formar parte de la Banda de Jazz puede contactarlos a través de sus redes sociales: @jazzenconcreto

 

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